MADRID.– Una asombrosa e histórica operación realizada en Murcia en el año 2000 pasó absolutamente desapercibida.
El equipo del cirujano Pablo Ramírez le abrió la cavidad abdominal a un mono, un babuino traído de Kenia, y le colocó un hígado de un cerdo modificado genéticamente para intentar evitar el rechazo del órgano.
El primate vivió ocho días con la pieza porcina, por lo que los autores propusieron esta estrategia para ganar un tiempo precioso en los casos extremos en los que una persona necesita un trasplante urgente y no hay ningún hígado humano disponible.
Más de un cuarto de siglo después, cirujanos del hospital militar Xijing, en la ciudad china de Xian, anuncian este miércoles el “éxito” del primer trasplante de un hígado de cerdo transgénico a una persona.
“Es el momento de dar el salto a la clínica”, proclama Ramírez..